María Jiménez se quita la peluca en su documental días antes de su muerte

 


El pasado jueves, María Jiménez nos dejó en Sevilla a la edad de 73 años, víctima de un cáncer de pulmón que se había convertido en su silente compañero de vida. Su partida sumió a muchos en la sorpresa, pero quienes la conocían de cerca sabían que estaba librando una batalla silenciosa contra esta enfermedad. A lo largo del último año, la querida actriz había trabajado en una serie documental que finalmente vio la luz bajo el título "María Jiménez: mi mundo es otro". En este emotivo documental, María compartió detalles íntimos de su vida, incluyendo su valiente enfrentamiento con la enfermedad que finalmente la arrebató de nuestro lado.

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A lo largo de este conmovedor documental, María Jiménez abrió su corazón y habló de su infancia marcada por la adversidad. Recordó con dolor cómo creció con una madre alcohólica, enfrentando las duras consecuencias de esta situación desde una edad temprana. También compartió su experiencia con la violencia machista que sufrió, revelando la fortaleza que la caracterizaba, incluso en los momentos más oscuros de su vida.

Uno de los momentos más impactantes del documental fue cuando María habló sobre cómo lidió con la noticia de su enfermedad. Con una serenidad que dejó perplejos a muchos, María confesó que había sido diagnosticada con cáncer de pulmón y que estaba sometiéndose a tratamientos de quimioterapia en forma de pastillas. Después, con una valentía admirable, compartió un detalle que para muchos habría sido un duro golpe: "Se me ha caído el pelo y lo que llevo es una peluca, señores". En el documental, se mostraron imágenes de María Jiménez sin peluca, con la cabeza rapada, un gesto que revelaba su autenticidad y su falta de vanidad ante la enfermedad.

Sin embargo, a pesar de los desafíos que enfrentaba, María Jiménez mantuvo una actitud de optimismo y determinación. En sus propias palabras, ella declaró que el cáncer no era para ella: "El cáncer de pulmón llegó a mi vida y se ha convertido en mi compañero de viaje. Cuando el médico me dijo que tenía cáncer, le respondí: 'Pues muy bien, ya se curará, que eso antiguamente no se curaba, pero ahora sí'". Su fe en la posibilidad de superar la enfermedad era innegable.

                                 


Sin embargo, su médico, el doctor García Aguilar, fue más realista sobre la gravedad de la situación. Explicó que cuando se informa a un paciente de que tiene cáncer de pulmón y que no hay cirugía que pueda extirparlo, solo tratamiento paliativo, es evidente que se enfrenta a una enfermedad incurable.

A pesar de este pronóstico sombrío, María Jiménez eligió vivir su vida día a día, aprovechando al máximo cada minuto. Incluso admitió que no se cuidaba como debería, como señaló su hermana en el documental. Para ella, el cáncer no era un obstáculo que la definiera, sino simplemente otro capítulo en su vida. En sus palabras, "si eres débil, te creas tú la enfermedad y te lleva el diablo". Su espíritu indomable y su determinación la llevaron a abrazar cada momento con gratitud y valentía.

María también compartió sus pensamientos sobre el dolor que experimentaba debido a la enfermedad. De manera inusual y con su característica franqueza, reflexionó sobre la percepción del dolor. Para ella, no sentir dolor en el sentido tradicional la hizo afrontar su situación con menos temor. Su perspectiva única y su aceptación del dolor, tanto físico como emocional, revelaron su profunda sabiduría y resiliencia.

La pérdida de María Jiménez deja un vacío profundo en el mundo del entretenimiento y en el corazón de quienes la conocieron y admiraron. Su vida estuvo marcada por desafíos y luchas, pero también por momentos de alegría y éxito. A través de su serie documental, nos brindó una visión conmovedora de su vida, de su fuerza y de su inquebrantable espíritu. Su legado perdurará como un ejemplo de cómo enfrentar la adversidad con coraje y autenticidad. A pesar de su partida, su memoria seguirá viva en nuestros corazones y en su valiosa contribución al mundo del arte y la cultura.